INASA, MEMORIA VIVA DE IRURTZUN

Irurtzun recupera la memoria viva de Inasa, la empresa que transformó la vida de la localidad en la segunda mitad del siglo XX hasta su desmantelamiento en 2012.

La drástica transformación social, económica y urbanística que supuso la instalación de la empresa INASA (Industria Navarra del Aluminio S.A.) en Irurtzun en 1956, ha quedado reflejada en los testimonios de diez personas ligadas a la fábrica. El Ayuntamiento de Irurtzun ha recopilado los recuerdos de trabajadores, familiares, sindicalistas y representantes municipales de la época para salvaguardar su memoria oral en el archivo municipal. La recopilación, realizada por Labrit Patrimonio, se ha realizado en formato audiovisual y con metodología antropológica.

Y es que la llegada de esta empresa a Irurtzun cambió para siempre este pueblo, entonces un pequeño concejo de Arakil de 400 habitantes. El trabajo refleja aspectos como la llegada de la empresa y de trabajadores y familias de otras comunidades, las luchas del personal para conseguir mejores condiciones laborales y el proceso de desmantelamiento industrial y sus consecuencias.

Los donantes de memoria han sido Fernando Carrión Galarza, Miguel María Aldaya, Patxi Xabier Goñi Lazkano, María Jesús Lakunza Beunza, Andoni Ruiz Higueras, Goyo Fernández Gutiérrez, Txiki Iriarte Vitoria, Maite Etxetxikia Ciganda, Ion Cordón González y Maite Moreno Iribas.

Con el objetivo de dar a conocer el proyecto a las nuevas generaciones de la localizad, el Ayuntamiento de Irurtzun tiene previsto elaborar un documental y un libro en el que queden reflejados estos testimonios, un reflejo de la memoria más reciente de la localidad.

La instalación de una empresa como Inasa en Irurtzun, supuso un cambio drástico a todos los niveles. Su posterior desmantelamiento también. Irurtzun, era un lugar de paso en un cruce de caminos. Hasta el siglo XX, la feria o el mercado eran los centros neurálgicos de la vida y economía local. La agricultura y la ganadería, ejes económicos. El tren Plazaola inyectaría nueva vida en 1914, para alcanzar el máximo esplendor entre los años 1925 a 1936. La población oscilaba los 400 habitantes.

A mediados del siglo XX, comienza la andadura de la empresa con capital español, siendo mayoritario el aportado por el grupo Huarte. En 1962 entró a formar parte de la empresa la multinacional Reynolds International. A la vez que se ampliaban las naves de extrusión y fundición o se construían nuevas naves, Irurtzun crecía de manera exponencial.

La influencia en el modo de vida era evidente, tanto en la economía como en el paisaje local. El incremento de la población trajo consigo la transformación urbanística de Irurtzun, carente de planes o estudios ni de criterios urbanísticos sostenibles. La población aumentó hasta los 1.500 habitantes, triplicando el censo previo a la llegada de la fábrica.

Desde Castilla, Extremadura, Andalucía…cientos de personas acudieron a la llamada del empleo. En la carretera general, había un cartel con la leyenda “se necesita gente para trabajar”. Al comienzo de este crecimiento, las personas recién llegadas tenían problemas habitacionales y solían acogerse en viviendas particulares de “patrona”.

El salario se cobraba por semanas, en mano, en un sobre marrón de 252 pesetas.

Ya en 1987, el capital social de la empresa era de 990 millones de pesetas cuya propiedad se repartían en un 77% Reynolds International y en un 22% el grupo empresarial francés Pechiney Baley SA. La plantilla ascendía a 850 personas.

El final del siglo XX fue testigo de la marcha de Reynolds y la sucesiva llegada de diferentes marcas y ventas de líneas. WAB, KAWNER, Navarra de Extrusión, HYDRO…hasta junio de 2012 cuando Inasa Foil con cerca de 170 personas empleadas cierra sus instalaciones.

Si algo caracterizó también la trayectoria de la empresa fueron las reivindicaciones laborales y la lucha obrera. Asambleas, reclamación de salarios, material higiénico o trajes anti-salpicaduras en fundición o por ejemplo la labor solidaria con otras empresas en huelga marcaron la época franquista. Con la llegada de los sindicatos las reclamaciones se centraron en subidas salariales, reconocimiento de antigüedad, calendarios laborales con la eliminación de la noche de los sábados, autobuses para desplazamientos, seguros de vida, bajas por enfermedad, mejoras en las condiciones de trabajo…en definitiva, una actividad de reivindicación laboral que el Ayuntamiento quiere que sea también conocida por las nuevas generaciones de Irurtzun.

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