Los salmones han vuelto a mis aguas; el desmán del Pirineo y el visón europeo siguen viviendo en mi cabecera.
Quiero que hablemos de nuestra relación: de las lavanderas de antaño, de las heridas que producen las presas, de las risas de vuestros juegos, de la mirada que cruzan pescadores y truchas…
Soy el río Urumea. 45 kilómetros de corriente que alimenta vuestra identidad.