El domingo de la Trinidad, siguiente al de Pentecostés, vecinas y vecinos del valle de Izagaondoa, y también de otras localidades del entorno, ascienden desde diversas localidades de los valles de Izagaondoa y de Unciti hasta la ermita de San Miguel de Izaga, en la ladera de la Peña de Izaga (antigua Higa de Izaga). Actualmente sólo algunos vecinos de Ardanaz de Izagaondoa mantienen vivo el carácter penitencial por el hecho de ascender andando, entunicados, y portando cruces de madera.
Durante toda la mañana del domingo acompañamos a los romeros entunicados y a sus cruces en su subida a la ermita (con un desnivel que aproximadamente va desde los 600 m hasta los 1.240 m), escuchamos sus letanías en latín y presenciamos la bendición de los campos. Previamente, el ocho de mayo los romeros habían subido a la ermita al ‘Criadico’, la imagen gótica tallada en madera en el siglo XV que representa a San Miguel Arcángel, que permanece allí hasta el domingo anterior a su festividad (29 de septiembre), que es cuando los vecinos lo retornan a la iglesia parroquial de Zuazu. Esta imagen es conocida cariñosamente como el Criadico, pues el Amo (imagen de San Miguel que está los 365 días del año en la ermita de Izaga) se entiende que le manda a este, más pequeño, a que esté unos meses en el valle, enterándose de todo lo que sucede, de las necesidades de los vecinos… y que suba posteriormente a contáselas para mejor poder desempeñar su papel de mediador.
Esta manifestación cultural inmaterial, sobre todo en sus últimas décadas, vive un proceso de transformación permanente. Especialmente sorprendente es que de los actuales romeros entunicados que participan… ninguno es creyente. Este hecho nos habla de cómo el Patrimonio Inmaterial, aunque esté aparentemente vinculado a una creencia religiosa, supera la fe personal para pasar a tratarse de un movimiento colectivo.
Confiamos en que, una vez más, el proceso de documentación y conocimiento sea el primer paso para la salvaguarda de un bien tan frágil como esta romería.